Días alejados

Los días transcurren
y nosotros
sin poder descubrir el quid
de todo girando alrededor.
Las flores se van marchitando
con la llegada del cruel invierno
y seguimos esperando
zarpar hacia el desconocido infinito.

Enredados en las inicuas espinas
compadeciéndose con nuestros recuerdos
rojizos como la sangre
ocultándose en el vacío.

Una límpida sensación
de euforia y soledad
como los truenos
y su efímera presencia.

Solitarios en el vasto desierto
imputando a aquella llovizna,
sofocados en la vasta soledad
trivial como aquella penumbra.

Taciturnos en el silencio
de los nuevos amaneceres,
pusilánimes con las sombras
empañando las esperanzas.

Los colores se desvanecen
en la gris habitación, nuestra,
acechada por el olvidado mar
vestido del engañoso río.

Ciegos sobre un bote
o sentimos lo mismo
y las brisas rozan nuestras manos
cubiertas de lágrimas y llanto.

Dejamos de percibir el sonido
y al infame tiempo
cuando rompimos los relojes
llamados alejamiento.

Cada uno pudo seguir su sendero
pero seguimos esbozando
nuestros futuros
en los ocasos hechos de depresión.

Intentamos seguir avanzando
mientras nuestros pies ciaban,
la hesitación escindía nuestros cuerpos
melancólicos, llenos de pánico al futuro.

Podríamos atravesar el espacio
y recoger estrellas
para alumbrar la negrura
del amargo desconsuelo.

Dejemos los alaridos del mar
obturados en la Tierra
y seamos sombras
desangrando en el averno.

Creímos en lo finible
ahora comenzamos a sentir
lo que es llamado infinito
y la palabra para siempre.

Día sin editar


Llévame más allá
en donde pude amar
y ser la sombra del silencio,
la estrella controlada por el Sol.

Dibujaste mis ojos en la entrada a tu corazón
ahora creas los atardeceres
en las ventanas de tu imaginación...
Son suspiros mientras somos uno,
perfectos en la paz del vasto mar.

No existen idiomas adversos
a la invención de todos los días
juntos al infinito...
Es el camino más largo de la vida
y dejaré ver la melácolía en tus pupilas
rojas y cruentas como aquellos días
de lluvia y truenos...


Aquellos días entre la depresión y la nostalgia

Silencioso es el fragor dejado por tus sonidos
dejaste mi vida llena de temor
arde entre la depresión y la nostalgia
efímero como nuestro amor
domeñándose de falsas esperanzas.

Falaz como las tierras olvidadas
eriazos como los recuerdos
regresando azotar a mi persuadida mente
como el estío, eres el frío penetrando
al más grande dolor.

Sólo soy una insignificante marioneta
sin cuerdas ni senderos
infausto ante la ingente soledad
del día siguiente
mientras te hayas marchado, con aquellos
pasos, marcando huellas en mi endeble corazón.

Agonizando y acongojado, ahogándome
entre la depresión y la nostalgia
entre estrellas fugaces y miradas de dolor.

Moribundo, intentando no dejarte
perpetuado a tus alas
perpetuado a tus labios
perpetuado a tus sombras
a los amaneceres que creamos al despertar
de aquellos viajes llamados sueños
en la oquedad de todo esto.

Siniestro como el destello del trueno
perdido en las penurias del anochecer
son solamente segundo
mientras trato alejarte de mi alma
iterando entre cuadros y ángulos.

Mirando hacia abajo
aquel espacio profuso
supliendo el gris encanto a la alba caricia
debajo de tus negros labios
allá abajo, en aquel profuso espacio.

Fuiste el tósigo silencioso dentro de cada día
empañándose ante el calor fugaz
y el execrado frío
cuando las rezagadas aves volvían a su hogar
y regresaba la nueva estación
sin nombre aún.

Días guindos

Dame esos rezagados fragmentos
para enfrentar aquel tembloroso uno.
Soy tuyo hasta llegar a las estrellas
y no sé hasta dónde podemos llegar
con tantos fragmentos del dos.

!Es pasión! En el negro
vestido de gris
como tus ojos embelesados
por los míos.

No soporto más...

te amo porque eres la ternura y la calidez de un clavel

te amo por ilustrarme lo hermoso de este sueño

te amo como la gloria que poseen las nubes al atardecer

te amo porque sólo eres tú, refugiándote en el calor de nuestro amor.