El ángel del mar

Zancadas haciéndose más potentes
y atormentando a las tormentas indigentes;
se aproxima
sin que la velocidad se lo permita,
se aproxima
sin que el tiempo sea una mentira,
se aproxima
aquí, al mar de los fantasmas.

El ángel del mar
llegó en lo preciso de la concepción
mientras la tierra hacía el amor
con las gotas de lluvia
y nosotros éramos los espectadores silenciosos
sujetados por los hilos negros.

Los árboles susurran
y se preguntan por qué
el agua llora y está salada.

Cierta sequía amenaza
a las ramas negras
por donde alguna vez estuve
inmerso en el fin de la lejanía absurda.

Sogas elaborando sutilmente mis manos
luego todo será una diáfana expresión,
empero, él tiene que regresar
ocultándose del granizo,
tiene que regresar
ocultándose de la ventisca,
tiene que regresar
después de haber dejado la tierra devastada
y a los muertos al pie de la luz guía.

Se lo dedico a mi abuelo Ricardo Macario Salomé Ramos que ahora recorre el mar de los fantasmas.